#CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS: ADORACIÓN





#CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS


Por: Nel

En varias etapas de mi vida me he preguntado qué es lo que quiere Dios de nosotros, es decir, si el es Dios, para qué nos creo, o cual es el propósito de nosotros como seres humanos en la tierra en relación con el ser supremo. Entre esas preguntas, también he querido saber si ese Ser tiene sentimientos, si ríe, si se enoja, y como serán los estados de sus emociones. No niego que me preocupa hacerlo enojar, pero también pienso que un Dios de amor enojado es un poco contradictorio. Son al final muchas las preguntas que en esta vida no tendrán respuesta, pero a lo largo de la misma si podremos concluir con afirmaciones ciertos elementos, por ello, quise empezar una serie de tips para mi vida espiritual que he llamado “Conforme al corazón de Dios”. 

De por si, con el titulo, ya estoy asumiendo que nuestro Padre tiene sentimientos, que tiene corazón. Sabemos por ciencia que el corazón nada tiene que ver con los sentimientos, sino que por cuestiones históricas e inclusive mitológicas le hemos dado a este órgano esa particularidad. De hecho, no estoy seguro que hablemos de un corazón físico de Dios, asumo solamente que nuestro Dios se alegra o se entristece, pero eso no le quita ni le afecta su estado de ser Dios, como creación podemos buscar estar conforme a lo que el quería que hiciéramos, o lo que el quería que fuéramos al momento de concebirnos como su obra. 

El primer punto entonces que quisiera mencionar para vivir conforme al corazón de Dios es la  ADORACIÓN. Dios quiere hombres y mujeres que le adoren. Baso esto en el primer mandamiento, la primera solicitud de nuestro Dios, al decir que debemos amarlo primero a Él, por encima de todas las cosas. Esto puede sonar un poco egocéntrico para venir de Dios, pero al final lo que Dios busca es que su creación sea agradecida y reconozca la gracia que El da y que su creación reconozca su propia existencia. 

Para entender el concepto de adorar tenemos que identificar varios elementos. Adorar significa amar, pero amar al extremo, por eso el gran mandamiento se resume en adoración. Cuando amas al extremo colocas eso que amas en primer lugar, y lo amas con todo tu corazón y con toda tu mente, sabemos ya que amar se relaciona directamente con aceptar y al mismo tiempo con obedecer. La adoración en si misma también es una comunión, pero una comunión intima, un estado contemplativo en donde se busca devoción, es decir, adorar a Dios es contemplarlo como Ser Supremo, dejándolo que el sea Dios y aceptando su supremacía en nuestras vidas. 

Con este concepto de adoración entonces podemos pasar a un espacio más real. Una de mis preocupaciones y mis puntos al momento de querer hablar de espiritualidad y religión, es bajar de un pedestal tan sacro algo de debe ser más común y vivencial. La religión aveces “peca” por religiosa, a diferencia de esto, debemos siempre buscar que lo espiritual baje a un plano real de vida cotidiana. En la día a día podemos vivir conforme al corazón de Dios si le adoramos por medio de la gratitud. Agradecer el nuevo día, la comida o el momento que estemos viviendo o la situación por la que estemos pasando, agradecer las puertas que se cierran y las que se abren, agradecer el favor, el si, o el no, con una sonrisa a cada una de las personas que hacen algo por nosotros durante el día, eso al final es adorar a Dios. 

Adoramos a Dios cuando le amamos, le amamos mostrando respeto por su creación, amamos a Dios cuando amamos a las personas con que compartimos el día. Adoramos reconociendo la grandeza de su creación, al momento de hacer una pausa en el día y darnos cuenta que todo es perfecto así como está porque Él es perfecto, agradecemos que Él ha hecho un mundo perfecto para que yo que soy su creación perfecta lo disfrute, me desarrolle y crezca, sin olvidar que Él ha hecho todo esto para mi, para mi beneficio, y en su infinita gracias, me ha dado la posibilidad, con el libre albedrío, de escoger disfrutar o dar la espalda. Hacer pausas durante el día para adorar, dar gracias, contemplar y reconocer lo real, hecho y permitido a través de nuestro Ser Supremo es vivir conforme al corazón de Dios.

#GET SOCIAL: y tú, qué opinas?